Portada de un wargame clásico |
Conseguir miniaturas de metal para jugar era aún más difícil. Había que traerlas desde Gran Bretaña o Estados Unidos, pagando unos precios demenciales por culpa de los gastos de envío, la fortaleza del dólar y la libra respecto a la peseta (menudo dinosaurio estoy hecho ¿verdad?)) y los costes de aduanas. Aunque os parezca increíble no hace tanto tiempo que en Aduanas te paraban los paquetes que venían desde el Reino Unido y te clavaban los aranceles de importación.
Las figuras de acción de Star Wars eran relativamente fáciles de encontrar en España. Las piezas exclusivas de las grandes cadenas de distribución norteamericanas y algunas miniaturas no llegaban aquí, pero la mayoría sí estaban disponibles. Otra cosa eran los G.I. Joe. Ahí los chavales tenían que conformarse con lo que Hasbro España se dignase a traer. Las esculturas tampoco son comparables a lo que tenemos hoy en día disponible, ni por calidad de escultura y pintura ni por técnicas industriales aplicadas a la producción, que permiten crear auténticas virguerías.
Yuppie ochentero |
Si querías estar al día tenías que suscribirte a revistas en inglés, y esperar a que llegase el cartero con tu nuevo número. Era excitante abrir el sobre de papel manila e inspirar el olor a páginas recién impresas. Tenía un nosequé mágico el hojear la revista, buscando los anuncios con las novedades.
Cuando el mundo era joven, y los dinosaurios poblabamos la Tierra |
No era fácil conseguirlas en España. Ni siquiera en Madrid o Barcelona se vendían, con la excepción de algún quiosquero despistado de la zona centro de la ciudad al que los de SGEL le hubieran "colado" un ejemplar. En Madrid sólo existían dos o tres tiendas dedicadas al hobby: Alfil, Arte 9 y Naipe. En Barcelona tenías la mítica Gigamesh y poco más. El resto de España estaba huérfana de tiendas de hobby.
Jugar, pintar y coleccionar exigía dedicación. No era algo casual, sino producto de una devoción que hoy por hoy es cada vez más infrecuente, por innecesaria. Entendedme: no digo que sea malo que dispongamos de toda la oferta de la que disponemos hoy en día, aunque a veces siento que me abruma. Tiene sus contras. A las tiendas nos cuesta un riñón mantener el ritmo de las novedades y cubrir la demanda, incluso aunque nos especialicemos en una única rama del hobby.
Cualquier tiempo pasado ¿Fue mejor?
Lo cierto es que no, no lo fue. Aunque produce una cierta nostalgia recordar el pasado, los hechos hablan por sí mismos: España era, en el hobby, un cero a la izquierda. Eso ha cambiado. Hoy en día contamos con escultores de la talla de Raúl García Latorre o Juan Díaz. El Spanish Team ha ganado decenas de premios en los concursos de pintura de las Games Day de Games Workshop. Aún nos faltan diseñadores de juegos. Aunque empezamos a hacer nuestros pinitos, lo cierto es que americanos y alemanes están a años luz de distancia.
Las figuras de acción son cada vez más fáciles de conseguir. En Toys'n'Soldiers, por ejemplo, solemos tener las nuevas oleadas de miniaturas de la Guerra de las Galaxias, G.I. Joe o Marvel con apenas una o dos semanas de diferencia respecto a las tiendas en Estados Unidos. Ciertamente, nos cuesta más esfuerzo y tiempo reponer las novedades cuando se agotan que a las tiendas de allí, pero ya no es como la sequía que padecíamos los coleccionistas hace unos pocos años.
La nostalgia del pasado es una afición en la que nos deleitamos los que estamos en la, ejem, "madurez". Sin embargo, si somos honrados con nosotros mismos, reconoceremos que lo que realmente añoramos es no tener la barriguita cervecera, poder estar con los colegas jugando una partida hasta las cinco de la madrugada sin que tu cuerpo te pasara luego factura; y no descubrir, con dolor, la existencia de articulaciones y músculos de los que eras benditamente ignorante en tu juventud. Objetivamente, el pasado no era mejor ¡¡pero teníamos las energías para disfrutarlo más!!
Que Fortuna os acompañe.
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